domingo, 26 de abril de 2020

La Safor Llibertària nº 7


Apareix el número 7 de La Safor Llibertària, òrgan d’expressió del SOV La Safor.  En aquest número oferim algunes reflexions sobre les possibles conseqüències que la crisi de la Covid-19 podria tindre per a la classe treballadora i, alhora, ens plantegem quines hauria de ser la nostra postura front aquesta situació.
També donem veu a les diferents opinions que han sorgit al sí dels nostres sindicats amb el debat que sobre la Renda Bàsica Universal.  És assumible aquesta exigència des d’un discurs anarcosindicalista i revolucionari?
A més, estrenem una nova secció que esperem que arribe per a quedar-se ja de manera fixa.  Es tracta de Paideia, una secció on inclourem articles referents a Educació i Infància, sempre des d’una perspectiva crítica i llibertària.
I, com no, reproduïm el comunicat que la Confederació Nacional del Treball ha llençat front el proper 1r de Maig.
Finalment i com és ja costum, oferim dues versions de descàrrega: una en format web per a poder llegir des de l’ordinador, mòbil o tableta, i l’altra en format de periòdic per a imprimir en dinA3, de manera que a l’hora de muntar-lo la paginació és correcta, sols cal imprimir, plegar per la meitat i, si es desitja, grapar.

DESCARREGA’T EL NÚMERO 7 DE LA SAFOR LLIBERTÀRIA PREMENT SOBRE LES IMATGES AL FINAL DE L'ENTRADA


PD: Els diferents articles aniran publicant-se a la web, i els textos editats en valencià es reproduiran en valencià i castellà per a fer-los més accessibles a totes les persones lectores.



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Aparece el número 7 de La Safor Libertaria, órgano de expresión del SOV La Safor. En este número ofrecemos algunas reflexiones sobre las posibles consecuencias que la crisis de la Covid-19 podría tener para la clase trabajadora y, al mismo tiempo, nos planteamos cuál debería ser nuestra postura frente esta situación.
También damos voz a las diferentes opiniones que han surgido en el seno de nuestros sindicatos con el debate que sobre la Renta Básica Universal.  ¿Es asumible esta exigencia desde un discurso anarcosindicalista y revolucionario?
Además, estrenamos una nueva sección que esperamos que llegue para quedarse ya de manera fija. Se trata de Paideia, una sección donde incluiremos artículos referentes a Educación e Infancia, siempre desde una perspectiva crítica y libertaria.
Y, cómo no, reproducimos el comunicado que la Confederación Nacional del Trabajo ha lanzado frente el próximo 1º de Mayo.
Finalmente y como es ya costumbre, ofrecemos dos versiones de descarga: una en formato web para poder leer desde el ordenador, móvil o tableta, y la otra en formato de periódico para imprimir en dinA3, de manera que a la hora de montarlo la paginación es correcta, sólo hay que imprimir, plegar por la mitad y, si se desea, grapar.

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PD: Los diferentes artículos se irán publicando en la web, y los textos editados en valenciano se reproducirán en valenciano y castellano para hacerlos más accesibles a todas las personas lectoras.





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miércoles, 22 de abril de 2020

La construcción de la Revolución. Resumen del IV Congreso de CNT-AIT.


En el IV Congreso de la CNT-AIT, celebrado en mayo de 1936, la clase obrera organizada en la Península Ibérica ya definía claramente y sin titubeos su horizonte. Cerca ya del estallido Revolucionario más importante en la historia de España, y cerca también de la guerra fratricida que teñiría de sangre nuestros pueblos y campos, la clase trabajadora empezaba ya a tomar las riendas de su vida y de su futuro.
En una sociedad en la que la situación del pueblo trabajador era especialmente dura, la CNT-AIT se preguntaba continuamente cómo poder dar respuesta a las necesidades de esa sociedad castigada sin perder nunca el rumbo hacia la Revolución Social.
Ahora, en 2020, y con una clase trabajadora que poco ha mejorado en su situación de explotación, no está de más recordar cómo nuestras compañeras y compañeros organizaron hace un siglo la construcción de ese nuevo mundo por el que tanto lucharon.
Este resumen del IV congreso de la CNT-AIT ilustra con detalle cómo el Ideal Anarquista persigue la plena realización del ser humano como individuo y como ser social, siempre desde la igualdad, el respeto, la solidaridad y el apoyo mutuo.

CONCEPTO CONSTRUCTIVO DE LA REVOLUCIÓN
1º Dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las posibilidades de la economía.
2º Solicitar de cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades de la sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo.

ORGANIZACIÓN DE LA NUEVA SOCIEDAD DESPUÉS DEL HECHO REVOLUCIONARIO.
LAS PRIMERAS MEDIDAS DE LA REVOLUCIÓN
Se declaran abolidos: la propiedad privada, el Estado, el principio de autoridad y, por consiguiente, las clases que dividen al ser humano en explotadores/ras y explotad@s, oprimid@s y opresores/ras.
Socializada la riqueza, las organizaciones de los productores y las productoras ya libres, se encargarán de la administración directa de la producción y del consumo.
Establecida en cada localidad la Comuna Libertaria, pondremos en marcha el nuevo mecanismo social.
Los productores y las productoras de cada ramo u oficio, reunidos y reunidas en sus Sindicatos y en los lugares de trabajo, determinarán libremente la forma en que éste ha de ser organizado.
La Comuna Libre se incautará de cuanto antes detentaba la burguesía, tal como víveres, ropas, materias primas, herramientas de trabajo, etc.
Estos útiles de trabajo y materias primas deberán pasar a disposición de los productores y las productoras para que éstos los administren directamente en beneficio de la colectividad.
En primer término las Comunas cuidarán de alojar con el máximo de comodidades a todos los habitantes de cada localidad, asegurando asistencia a los enfermos y educación a los niñ@s.
Todas las personas se aprestaran a cumplir el deber voluntario - que se convertirá en verdadero derecho cuando el ser humano trabaje libre- de prestar su concurso a la colectividad, en relación con sus fuerzas y sus capacidades, y la Comuna cumplirá la obligación de cubrir sus necesidades.
Desde luego, es preciso crear ya, desde ahora, la idea de que los primeros tiempos de la revolución no resultarán fáciles y de que será preciso que cada ser humano aporte el máximo de esfuerzos y consuma solamente lo que permitan las posibilidades de la producción. Todo período constructivo exige sacrificio y aceptación individual y colectiva y a no crear dificultades a la obra reconstructora de la sociedad que de común acuerdo todos realizaremos.

PLAN DE ORGANIZACIÓN DE LOS PRODUCTORES
El Plan económico de organización, en cuantas manifestaciones tenga la producción nacional, se ajustará a los más estrictos principios de economía social, administrados directamente por los productores y las productoras a través de sus diversos órganos de producción, designados en asambleas generales de las variadas organizaciones y por ellas controlados en todo momento.
Como base (en el lugar de trabajo, en el Sindicato, en la Comuna, en todos los órganos reguladores de la nueva sociedad), el productor y la productora, el individuo como célula, como piedra angular de todas las creaciones sociales, económicas y morales.
Como órgano de relación dentro de la Comuna y en el lugar de trabajo, el Consejo de taller y de fábrica, pactando con los demás centros de trabajo.
Como órgano de relación de Sindicato a Sindicato (asociación de productores), los Consejos de Estadística y de Producción, que se seguirán federando entre sí hasta formar una red de relación constante y estrecha entre todos los productores de la Confederación Ibérica.
En el campo: Como base, el productor en la Comuna, que usufructuaría todas las riquezas naturales de una demarcación política y geográfica.
Como órgano de relación, el Consejo de Cultivo, del que formarán parte elementos técnicos y trabajadores y trabajadoras integrantes de las asociaciones de productores y productoras agrícolas, encargados y encargadas de orientar la intensificación de la producción, señalando las tierras más apropiadas a la misma, según su composición química.
Estos Consejos de Cultivo establecerán la misma red de relaciones que los Consejos de Taller, de Fábrica y de Producción y Estadística, complementando la libre federación que representa la Comuna como demarcación política y subdivisión geográfica.
Tanto las Asociaciones de productores industriales como las Asociaciones de productores agrícolas se federarán nacionalmente -mientras sea únicamente en un país que haya realizado su transformación social- si, llevados a esa disyuntiva por el mismo proceso del trabajo a que se eduquen, lo estiman conveniente para el más fructífero desarrollo de la Economía; e idénticamente se federarán en el mismo sentido aquellos servicios cuya característica propenda a ello por facilitar las relaciones lógicas y necesarias entre todas las Comunas Libertarias (de la Península).
Estimamos que con el tiempo la nueva sociedad conseguirá dotar a cada Comuna de todos los elementos agrícolas e industriales precisos a su autonomía, de acuerdo con el principio biológico que afirma que es más libre el hombre -en este caso la Comuna- que menos necesita de los demás.

LAS COMUNAS LIBERTARIAS Y SU FUNCIONAMIENTO
El individuo, la Comuna y la Federación.
La administración será de manera absoluta de carácter comunal.
La base de esta administración será, por consiguiente, la Comuna.
Estas Comunas serán autónomas y estarán federadas regional y nacionalmente para la realización de los objetivos de carácter general.
El derecho de autonomía no excluirá el deber de cumplir los acuerdos de convivencia colectiva, no compartidos por simples apreciaciones y que sean aceptadas en el fondo.
Así, pues, una Comuna de consumidores sin limitación voluntaria, se comprometerá a acatar aquellas normas de carácter general que después de libre discusión hayan sido acordadas por mayoría.
En cambio, aquellas Comunas que, refractarias a la industrialización, acuerden otras clases de convivencia, como por ejemplo las naturistas y desnudistas, tendrán derecho a una administración autónoma, desligada de los compromisos generales.
Como estas Comunas naturistas-desnudistas, u otra clase de Comunas, no podrán satisfacer todas sus necesidades, por limitadas que éstas sean, sus delegados a los Congresos de la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias podrán concertar convenios económicos con las demás Comunas Agrícolas e Industriales.
En conclusión proponemos:
- La creación de la Comuna como entidad coordinación social general y administrativa.
- La Comuna será autónoma, y confederada al resto de las Comunas.
- Las Comunas se federarán comarcal y regionalmente, fijando a voluntad sus límites geográficos, cuando sea conveniente unir en una sola Comuna pueblos pequeños, aldeas y lugares.
El conjunto de estas Comunas constituirá una Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias.
Para la función distributiva de la producción, y para que puedan nutrirse mejor las Comunas, podrán crearse aquellos órganos suplementarios encaminados a conseguirlo.
Por ejemplo: un Consejo Confederal de Producción y Distribución, con representaciones directas de las Federaciones nacionales de Producción y del Congreso anual de Comunas.

MISIÓN Y FUNCIONAMIENTO INTERNO DE LA COMUNA
La Comuna deberá ocuparse de lo que interesa al individuo.
Deberá cuidar de todos los trabajos de ordenación, arreglo y embellecimiento de la población.
Del alojamiento de sus habitantes; de los artículos y productos puestos a su servicio por los Sindicatos o Asociaciones de productores.
Se ocupará asimismo de la higiene, de la estadística comunal y de las necesidades colectivas, de la enseñanza, de los establecimientos sanitarios y de la conservación y perfeccionamiento de los medios locales de comunicación.
Organizará las relaciones con las demás Comunas, y cuidará de estimular todas las actividades artísticas y culturales
Para el buen cumplimiento de esta misión, se nombrará un Consejo Comunal, al cual serán agregados representantes de los Consejos de Cultivo, de Sanidad, de Cultura, de Distribución y de Producción y Estadística.
El procedimiento de elección de los Consejos Comunales se determinará con arreglo a un sistema en el que establezcan las diferencias que aconsejen la densidad de población, teniendo en cuenta que tardará en descentralizar políticamente las metrópolis, constituyendo con ellas Federaciones de Comunas.
Todos estos cargos no tendrán ningún carácter ejecutivo ni burocrático. Aparte los que desempeñen funciones técnicas o simplemente de estadística, los demás cumplirán asimismo su misión de productores, reuniéndose en sesiones al terminar la jornada de trabajo para discutir las cuestiones de detalle que no necesiten el refrendo de las asambleas comunales.
Se celebrarán asambleas tantas veces como lo necesiten los intereses de la Comuna, a petición de los miembros del Consejo Comunal, o por la voluntad de los habitantes de cada una.

RELACIONES E INTERCAMBIO DE PRODUCTOS
Como ya hemos dicho, nuestra organización es de tipo federalista y asegura la libertad del individuo dentro de la agrupación y de la Comuna, la de las Comunas dentro de las Federaciones, y la de éstas en las Confederaciones.
Vamos, pues, del individuo a la colectividad, asegurando sus derechos para conservar intangible el principio de libertad.
Los habitantes de una Comuna discutirán entre sí sus problemas internos: producción, consumo, instrucción, higiene y cuanto sea necesario para el desenvolvimiento moral y económico de la misma.
Cuando se trate de problemas que afecten a toda una comarca o provincia, han de ser las Federaciones quienes deliberen, y en las reuniones y asambleas que éstas celebren estarán representadas todas las comunas, cuyos delegados aportarán los puntos de vista previamente aprobados en ellas.
Por ejemplo, si han de construir carreteras, ligando entre sí los pueblos de una comarca o asuntos de transporte e intercambio de productos entre las comarcas agrícolas e industriales, es natural que todas las Comunas expongan su criterio, ya que también han de prestar su concurso.
En los asuntos de carácter regional, será la Federación Regional quien ponga en práctica los acuerdos, y éstos representarán la voluntad soberana de todos los habitantes de la región.
Pues empezó en el individuo, pasó después a la Comuna, de ésta a la Federación y, por último, a la Confederación.
De igual forma llegaremos a la discusión de todos los problemas de tipo nacional, ya que nuestros organismos se irán complementando entre sí.
La organización nacional regulará las relaciones de carácter internacional, estando en contacto directo con el proletariado de los demás países, por intermedio de sus respectivos organismos, ligados como el nuestro a la Asociación Internacional de los Trabajadores.
Para el intercambio de productos de Comuna a Comuna, los Consejos Comunales se pondrán en relación las Federaciones Regionales de Comunas y con el Consejo Confederal de Producción y Distribución, reclamando lo que les haga falta y ofreciendo lo que les sobre.
Por medio de la red de relaciones establecidas entre las Comunas y los Consejos de Producción y Estadística, constituidos por las Federaciones Nacionales de Productores, queda resuelto y simplificado este problema.
En lo que se refiere al aspecto comunal del mismo, bastarán las cartas de productor y/o productora extendidas por los Consejos de Taller y de Fábrica, dando derecho a que aquéll@s puedan adquirir lo necesario para cubrir todas sus necesidades.
La carta de productor y/o constituye el principio de un signo de cambio, el cual quedará sujeto a estos dos elementos reguladores:
1- Primero, que sea intransferible;
2- Segundo, que se adopte un procedimiento mediante el cual en la carta se registre el valor del trabajo por unidades de jornada y este valor tenga el máximo de un año de validez para la adquisición de productos.
A los elementos de la población pasiva serán los Consejos Comunales los que les facilitarán las cartas de consumo.
Desde luego, no podemos sentar una norma absoluta.
Debe respetarse la autonomía de las Comunas, las cuales, si lo creen conveniente, podrán establecer otro sistema de intercambio interior, siempre que estos nuevos sistemas no puedan lesionar, en ningún caso, los intereses de otras Comunas.

DEBERES DEL INDIVIDUO PARA CON LA COLECTIVIDAD Y CONCEPTO DE LA JUSTICIA DISTRIBUTIVA
El anarquismo es incompatible con todo régimen de corrección, hecho que implica la desaparición del actual sistema de justicia correccional, y por lo tanto, los instrumentos de castigo (cárceles, presidios, etc.)
Conceptúa esta Ponencia que el determinismo social es la causa principal de los llamados delitos en el presente estado de cosas y, en consecuencia, desaparecidas las causas que originaban el delito, en la generalidad de los casos éste dejará de existir.
Así pues, consideramos:
1º Que el ser humano no es malo por naturaleza, y que la delincuencia es resultado lógico del estado de injusticia social en que vivimos.
2º Que al cubrir sus necesidades, dándole también margen a una educación racional y humana, aquellas causas han de desaparecer.
Por ello, entendemos que cuando el individuo falte al cumplimiento de sus deberes, tanto en el orden moral como en sus funciones de productor, serán las asambleas populares quienes, con un sentido armónico, den solución justa al caso.
El Comunismo Libertario sentará, pues, su «acción correccional» sobre la Medicina y la Pedagogía, únicos preventivos a los cuales la ciencia moderna reconoce tal derecho.
Cuando algún individuo, víctima de fenómenos patológicos, atente contra la armonía que ha de regir entre los hombres, la terapéutica pedagógica cuidará de curar su desequilibrio y estimular en él el sentido ético de responsabilidad social que una herencia insana le negó naturalmente.

LA CUESTIÓN RELIGIOSA
La religión, manifestación puramente subjetiva del ser humano, será reconocida en cuanto permanezca relegada al sagrario de la conciencia individual, pero en ningún caso podrá ser considerada como forma de ostentación pública ni de coacción moral ni intelectual.
Los individuos serán libres para concebir cuantas ideas morales tengan por conveniente, desapareciendo todos los ritos.

DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN
Admitimos la necesidad de la defensa de las conquistas realizadas por medio de la revolución.
Es de suponer que el capitalismo de éstos no se resigne a verse desposeído
de los intereses que en el curso del tiempo haya adquirido. Por lo tanto, mientras la revolución social no haya triunfado internacionalmente, se adoptarán las medidas necesarias para defender el nuevo régimen, ya sea contra el peligro de una invasión extranjera capitalista, antes señalado, ya para evitar la contrarrevolución en el interior del país.
Un ejército permanente constituye el mayor peligro para la revolución, pues bajo su influencia se forjaría la dictadura que había de darle fatalmente el golpe de muerte.
En los momentos de lucha, cuando las fuerzas del Estado, en su totalidad, o en parte, se unan al Pueblo, estas fuerzas organizadas prestarán su concurso en las calles para vencer a la burguesía.
Dominada ésta, habrá terminado su labor.
El Pueblo armado será la mayor garantía contra todo intento de restauración del régimen destruido por esfuerzos del interior o del exterior. Existen millares de trabajadores que han desfilado por los cuarteles y conocen la técnica militar moderna.
Que cada Comuna tenga sus armamentos y elementos de defensa, ya que hasta consolidar definitivamente la revolución éstos no será destruidos para convertirlos en instrumentos de trabajo.
Recomendamos la necesidad de la conservación de aviones, tanques, camiones blindados, ametralladoras y cañones antiaéreos, pues es en el aire donde reside el verdadero peligro de invasión extranjera capitalista.
Si llega este momento, el Pueblo se movilizará rápidamente para hacer frente al enemigo, volviendo los productores a los sitios de trabajo tan pronto hayan cumplido su misión defensiva.
En esta movilización general se comprenderá a todas las personas de ambos sexos aptas para la lucha y que se aprestan a ella desempeñando las múltiples misiones precisas en el combate.
Los cuadros de defensa confederal, extendidos hasta los centros de producción, serán los auxiliares más valiosos para consolidar las conquistas de la revolución y capacitar a los componentes de ellos para las luchas que en defensa de la misma debamos sostener en grandes planos.
Por tanto declaramos:
1º El desarme del capitalismo implica la entrega de las armas a las Comunas, que quedarán encargadas de su conservación y que cuidarán, en el plano nacional, de organizar eficazmente los medios defensivos
2º En el marco internacional, deberemos hacer intensa propaganda entre el proletariado de todos los países para que éstos eleven su protesta enérgica, declarando movimientos de carácter solidario frente a cualquier intento de invasión por parte de sus respectivos Gobiernos.
Al mismo tiempo, nuestra Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias ayudará, moral y materialmente, a tod@s l@s explotad@s del mundo, a libertarse para siempre de la monstruosa tutela del capitalismo y del Estado.

Resumen del 4 congreso de la CNT-AIT




domingo, 19 de abril de 2020

¿Es posible la jubilación a los 55 años?


CAMPAÑA POR EL REPARTO DEL TRABAJO:
¿ES POSIBLE LA JUBILACIÓN A LOS 55 AÑOS?

Desde CNT-AIT podemos y debemos ofrecer una posible solución al trabajo precario y al elevado número de personas paradas con que nos encontraremos debido a la gran crisis que derivará de esta pandemia que ahora estamos sufriendo.  Y debemos hacerlo sin pérdida ni mengua de cualquier derecho social o laboral de los pocos que ahora nos quedan a la clase trabajadora, más aún si cabe después de que haya quedado patente que somos esa misma clase trabajadora sin apenas derechos quienes realmente hacemos funcionar toda la sociedad.
Repartir el trabajo significa que todas y todos podamos trabajar y que nadie se quede sin posibilidad de cubrir sus necesidades.  Trabajar menos para trabajar todas y todos no debería ser una opción sino una necesidad inmediata.  El futuro que nos espera es incierto y posiblemente miserable: millones de personas paradas van a sufrir la falta de ingresos en sus hogares y no van a poder optar a un puesto de trabajo en mucho tiempo.  Como sindicato libertario el bienestar de la clase trabajadora es una de nuestras prioridades.  Así lo ha sido a lo largo de nuestra historia de luchas, y así va a continuar siendo en un mundo cuyos sistemas favorecen cada vez más la opresión y la falta de libertades.  Ante esta situación, plantear una posibilidad del reparto del trabajo es esencial y nuestra organización así lo percibe.
No miréis estas propuestas como algo ilusorio, irreal, o poco viable.  No las veáis con la mirada del capital, del estado, la mirada con la que nos han educado para mayor beneficio del gobierno y la patronal.  Que sea vuestra mirada como la de quien contempla el horizonte que se levanta ante sus ojos y que le aguarda un nuevo y maravilloso destino, un destino mucho más justo y libre que aquél de donde viene.
Podemos llegar a ese destino, no os quepa duda.  Y con esta finalidad, con la idea de que decidáis emprender este viaje al haberos convencido de que no es ilusión sino necesidad y deber, hemos elaborado un breve estudio que, a grandes rasgos, ofrece datos concretos respecto a la reducción de la edad de jubilación en España.



EL NÚMERO DE PERSONAS EN ACTIVO DE MÁS DE 55 AÑOS
En España, el número de personas mayores de 55 años en activo, con trabajo actual, asciende a más 3.600.000.  Es una cifra que, según diferentes informes europeos y nacionales, va en aumento.  Pero al mismo tiempo, el número de personas en situación de desempleo menores de 30 años también sufre un aumento considerable continuo, siendo este crecimiento de más de 2.000.000 desde 2006 hasta situarse también en alrededor de 3.600.000 en la actualidad. 
Estas cifras se extraen del informe ‘Los trabajadores séniors en las empresas europeas”, realizado desde el Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional de la Fundación IE con la colaboración de PeopleMatters y Sagardoy Abogados.  Según este informe, en los últimos diez años (2008-2017) el número de trabajadores mayores de 55 años en los nueve países europeos analizados por el informe ha crecido en 11,5 millones de personas, con Italia registrando el mayor incremento relativo, con un 70% más de trabajadores sénior en dicho periodo. En España, este incremento ha sido del 42%, hasta alcanzar los 3,6 millones de trabajadores con más de 55 años.  Los responsables del estudio señalan que su peso va a aumentar en la economía española en los próximos 10 años de forma significativa, lo que se traduce en un aumento considerable de trabajadoras y trabajadores con más de 55 años y en detrimento y perjuicio de las personas más jóvenes.
Si hablamos en términos de porcentajes, un informe elaborado por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal revela cómo el número de trabajadores mayores de 55 años ha crecido un 20% durante los últimos cinco años. Una evolución que contrasta con la de los jóvenes de 25 a 34 años, que ha descendido un 14%.  Esto hace que la población activa en España tenga cada vez más edad, a la vez que la población desempleada es en su mayor parte joven.  Por otra parte, dicho crecimiento conduce hacia unas previsiones de más de 4.5000.000 de población laboral activa mayor de 55 años para los próximos 5-6 años, con el consiguiente aumento de población joven desempleada.
Pero no creamos que en períodos de crisis se va a prescindir de la gente mayor para favorecer la contratación barata de jóvenes.  Según el SEPE, “el envejecimiento de la población ocupada es un fenómeno que se ha manifestado tanto durante los años de recesión como en el período de incipiente recuperación”.
A pesar de estos datos, los organismos económicos europeos instan a los diferentes gobiernos a tomar medidas para prolongar la edad de jubilación.  En vez de realizar propuestas de jubilaciones a edades más tempranas, lo que hacen es elevar recomendaciones de lo que ellos llaman “bienestar laboral” para mayores de 60 años, planes de “tránsito hacia la jubilación”, pero eso sí, a los 70 o incluso más, de manera progresiva.
No podemos consentir que haya personas a las que, después de haber estado trabajando durante más de 40 años, no se las permita jubilarse para vivir la última etapa de sus vidas de manera digna y libre, mientras que se condena a la población más joven a verse sumida en el desempleo y vivir a costa de contratos cada vez más precarios, a comer de la caridad o de los servicios sociales o mantenerse con los sueldos y pensiones de nuestras personas mayores.
Un dato curioso es el que nombrábamos antes y es que, si bien hay más de 3.600.000 de personas de más de 55 años trabajando, hay prácticamente la misma cantidad de personas jóvenes desocupadas inscritas en el sistema público de empleo (unas 3.680.000).  Por este motivo, una de las exigencias es que cada puesto de trabajo que quede libre a causa de una jubilación sea cubierto por una persona desempleada.  De lo contrario, en muchos casos el avance de la edad de jubilación no serviría para favorecer el reparto del trabajo, pues ya conocemos cómo aprovechan muchas empresas las jubilaciones anticipadas para reducir sus plantillas.



HABLAMOS DE CIFRAS
Una parte considerable de la sociedad mide la viabilidad de las diferentes propuestas de mejora social en términos de números, de economía.  No las miden en términos de bienestar, de desarrollo personal, de ecología o de libertades: en una sociedad educada por el capitalismo de estado la clase trabajadora piensa primero en la economía del explotador, segundo en su propia economía y, por último y si cabe, en el bienestar social, en las libertades y en los derechos.  Por eso hemos creído conveniente ofrecer algunas cifras, mal que nos pese, para que se perciba en esta propuesta la viabilidad de su implantación y, además, la necesidad de ello.  Para que se vea, en definitiva, que esta propuesta no es una mera declaración ideológica de intenciones sino que es la opción más inmediata, junto con la consecución de las 25 horas semanales y la prohibición de las horas extras, para poder obtener una mejora en nuestra calidad de vida al repartir el trabajo.  Una propuesta emancipadora, al fin y al cabo, en la que la clase trabajadora tenga posibilidad de su propia manutención.
Lo primero que podría pensarse es que esta propuesta provocará un aumento del gasto social que, en principio, será difícil de asumir.  Pero ese gasto depende de las cotizaciones, es fruto del trabajo, y si bien se jubilarán casi 4.000.000 de personas, habrá otras tantas que se incorporarán al trabajo, con sus respectivas cotizaciones por una parte, y con la necesaria reducción del gasto social en subsidios y ayudas a gente parada y necesitada.
Respecto a cifras concretas, la pensión media del sistema, que comprende las distintas clases (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y a favor de familiares), alcanza los 934,63 euros mensuales según datos de 2019. 
Si nos acogemos a esta media, adelantar la edad de jubilación a los 55 años supondría un gasto adicional aproximado de alrededor de 45.000 millones de euros, calculando para ello una media de 14 pagas anuales.
Por otra parte, si nos fijamos en el gasto anual por prestaciones y ayudas sociales por desempleo, esta cifra va en aumento cada año y se cree que en todo 2020 alcanzará niveles de 2012, siendo ésta de 31.679 millones de euros.  Lo que se estimaba, antes de la aparición de la pandemia y del decreto del estado de alarma, es que este 2020 el gasto por desempleo superase con creces los 20.000-25.000 millones de euros, pero los primeros meses del año han dado a conocer la tendencia descrita de acercamiento a datos de 2012.  Después de esta situación de alarma y de crisis, esta cifra aumentará mucho más allá de la resultante en 2012, sin duda alguna.
Asimismo, se calcula que cada persona laboralmente activa contribuye con una media de 7000 euros anuales en concepto de cotizaciones.  Tomando como referencia únicamente la cifra de 3.600.000 nuevos puestos de trabajo, estas cotizaciones se traducen en 25.200 millones de euros que no dejarían de ingresarse puesto que, habiendo dejado de computar las nuevas jubilaciones, los nuevos puestos de trabajo generados a partir de ellas seguirían con este ritmo de cotizaciones.  Aparte hay que tener en cuenta que las pensiones por jubilación también cuentan con retenciones por IRPF.  Si le añadimos, como hemos dicho, los nuevos puestos de trabajo generados por la disminución de la jornada laboral y la eliminación de las horas extras (con el consiguiente aumento de cotizaciones), nos encontramos ante un panorama laboral y social perfectamente asumible por este estado que sólo desea una clase trabajadora explotada, necesitada y sumisa.
En resumen, estamos hablando de que si se adelanta la jubilación a los 55 años y se insta a cubrir esos puestos de trabajo con personas desempleadas, el gasto social en pensiones aumentará alrededor de 45.000 millones anuales, pero disminuirá drásticamente un gasto social por desempleo que se estimaba para este año de entre 25.000 y 32.000 millones, y que después de la situación de alarma que estamos viviendo va a suponer con toda probabilidad mucho más de estos 32.000 millones de euros. 
En otras palabras, estaremos hablando, a priori y en el mejor de los escenarios con un gasto por desempleo de 25.000 euros, de una diferencia de entre 15.000 y 20.000 millones de euros.  Repetimos que eso sería en el mejor de los escenarios, porque si se cumplen las previsiones dadas antes de esta crisis causada por el Covid-19 los cálculos nos acercaban a una cifra de gasto por desempleo y subsidios de cerca de 32.000 millones, con lo que la diferencia se reduce a unos 13.000 millones.  Sin embargo, todo augura un aumento desmesurado en el gasto por desempleos y subsidios después de la crisis que se disparará irremediablemente más allá de los 32.000 millones de euros al haber sufrido este pasado mes de marzo el mayor aumento de número de personas desempleadas de las últimas décadas y marcar un rumbo al alza en el desempleo.
La diferencia que se calcula a partir de aquí oscilaría alrededor de los 6.000-9.000 millones de euros, incluso menos si las cantidades destinadas al desempleo alcanzaran los 38.000-40.000 millones.  Puede parecer una cifra exagerada, pero si la comparamos con la aportación que, por ejemplo, hace anualmente el estado a la Iglesia y que es de más de 11.600 millones de euros, podemos comprobar cómo se trata de cantidades perfectamente asumibles si se establecen criterios y prioridades coherentes con los tiempos que vivimos.
Junto a todo ello habría de tenerse en cuenta las nuevas cotizaciones a partir de los nuevos puestos de trabajo resultantes de disminuir la jornada laboral, los ingresos derivados de las retenciones por IRPF de las nuevas jubilaciones, la reducción de otras partidas de dinero destinadas a afrontar diferentes aspectos de nuestra problemática social como ayudas contra la pobreza estructural e infantil, planes para el fomento del empleo (ayudas que con el tiempo serían cada vez menos necesarias al asegurar la manutención de las familias gracias a su propio trabajo y esfuerzo), etc.  Además… ¿qué mejor fomento del empleo que dejar que nuestras personas mayores descansen de sus obligaciones laborales para que nuestras y nuestros jóvenes tengan al fin la posibilidad de trabajar? ¿Qué mejor medidas contra la pobreza familiar e infantil que dar a esas familias un puesto de trabajo en condiciones dignas y con garantía de todos sus derechos?  ¿Qué mejores medidas para la conciliación personal, familiar y laboral que la reducción de la jornada laboral?
Resulta curioso que estas propuestas aún no se hayan llevado a cabo o que ni siquiera se hayan planteado.  La lástima es que resulta increíble desde nuestra óptica de justicia social y de reparto del trabajo y de la riqueza.  Decimos lástima, porque desde la perspectiva del Capital es precisamente lo que esta gente desea: trabajar en jornadas interminables hasta que te mueras mientras la gente joven se encuentra sumida el desempleo y en la desesperación, dispuesta así a aceptar cualquier condición laboral y cualquier pérdida de derechos con tal de poder tener unos ingresos mínimos con los que vivir.
Por supuesto y junto a las cuentas anteriores, debería resultar obvio que podríamos prescindir de, por ejemplo, el más de 1.000.000 de euros destinado única y exclusivamente al pago de dietas de diputados y senadores, que podríamos exigir también que la Iglesia pagara sus impuestos correspondientes a todas las propiedades que posee y al dinero ingresado anualmente (el cual alcanza casi los 1000 millones de euros de diferentes ingresos y actividades, a parte de los 11.600 millones de euros que percibe del estado y que hemos nombrado anteriormente), que se les podría exigir un aumento en los impuestos a las rentas más elevadas y las grandes empresas…  Pero esto son otros temas que atajaremos en el momento adecuado.



LOS CÓMPUTOS
Con las últimas reformas realizadas por Rodríguez Zapatero en su gobierno socialdemócrata se cambiaron las exigencias en las cotizaciones para poder cobrar el 100% de pensión: se aumentaba la edad de jubilación a 67 años y el cómputo para calcular la pensión pasaba de los últimos 15 años trabajados a los últimos 25.  Se decidió que estos cambios se realizarían de manera progresiva, por lo que cada año cambiarían las condiciones de cotización.
Desde el 1 de enero de 2020, la edad legal de jubilación para aquellos trabajadores que hayan cotizado menos de 37 años será de 65 años y 10 meses (hasta el 31 de diciembre de 2019 esta edad es de 65 años y ocho meses para los que hubieran cotizado menos de 36 años y nueve meses).  Si bien quienes puedan acreditar 37 años de cotización o más durante todo el próximo año podrán seguir jubilándose sin penalización ninguna a los 65 años.  En 2019 esta posibilidad ha sido para quienes hubieran cotizado 36 años y nueve meses o más.
Siguiendo esta progresión, el año que viene se ampliará el número de años cotizados para calcular la pensión de jubilación.  Este cómputo pasará a hacerse sobre los últimos 23 años de la vida laboral, mientras que en 2019 se tomaban los últimos 22 años.
Pero si adelantamos la edad de jubilación a los 55 años, estos aspectos deben modificarse para poder adecuarse a la nueva situación.  Por eso mismo exigimos que únicamente sean necesarios 25 años cotizados para poder cobrar el 100% de pensión.  Asimismo, exigimos que la pensión a percibir se calcule en base a los últimos 15 años trabajados y siempre teniendo en cuenta la revalorización de las nóminas.
Planteamos los 15 años porque, actualmente y en las condiciones laborales que vivimos, las nóminas no necesariamente sufren un aumento lineal sino que, paradójicamente, muchas nóminas disminuyen mientras vemos que la vida cada vez está más encarecida.
Al mismo tiempo, y dentro de ese cómputo de 15 años para calcular la media, pedimos también que los períodos de inactividad laboral o de baja por enfermedad computen según la  base reguladora existente tal y como se haría si ese tiempo estuviese en activo.  En estos tiempos de incertidumbre laboral y de contratos precarios es posible que a lo largo de los últimos 15 años de la vida laboral de una persona, gran parte de ese tiempo se haya estado viviendo una situación de desempleo con poca o ninguna percepción de ingresos, o que la persona haya sufrido alguna baja prolongada por enfermedad.  Si este punto no se resuelve afectaría negativamente a la baja en el cálculo de la cantidad a percibir, pues esas mensualidades con escasos o nulos ingresos con los que cotizar disminuirían la media de todos esos 15 años laborales.



RESUMEN DE LA PROPUESTA
Después de haber ofrecido datos y explicaciones al respecto, pasamos a resumir los puntos principales en los que basamos nuestra propuesta:
·         Jubilación a los 55 años, obligando a las empresas a cubrir los puestos de trabajo con nuevas incorporaciones.
·         Reducción de los años cotizados necesarios para cobrar el 100% de pensión a 25, de los más de 36 que se requieren ahora mismo.
·         Cálculo de la pensión en base a los últimos 15 años trabajados.
·         Mantenimiento de la revalorización de las cotizaciones más antiguas en el cómputo de los últimos 15 años.
·         Cotización según base reguladora de los períodos de desempleo o de baja laboral por enfermedad u otras causas para realizar el cómputo de los últimos 15 años.



VIABILIDAD DE LAS PROPUESTAS
Con todo lo anterior, queremos insistir en la viabilidad.  Pero no en la viabilidad para el mantenimiento de un sistema opresor y su falso sueño de “estado del bienestar”.  Es la viabilidad de la vida digna para la clase trabajadora aquella por la que apostamos.  Es su dignidad, su sustento, su firmeza y seguridad en que no le va a faltar puesto de trabajo con el que alimentarse ni con el que alimentar a sus familias, aquello que defendemos.  Es el posicionamiento de una clase trabajadora con suficiente seguridad en su situación laboral como para que obligue a la patronal a negociar las condiciones de su trabajo, porque estando fuera del peligro de la pobreza se verá con fuerzas para exigir el cumplimiento sin discusión de todos y cada uno de sus derechos, así como la conquista de nuevas mejoras.
Queríamos que la clase trabajadora a la que nos dirigimos viera esta propuesta con la misma claridad y necesidad que nosotras y nosotros, y este es el motivo por el que hemos realizado este pequeño informe.  Debemos ser convincentes y eliminar en el Pueblo todo atisbo de duda generada por parte del estado y de la patronal.  Su sistema sí que es viable trabajando menos, es viable con jornadas de 25 horas, es viable sin horas extras y con jubilación a los 55 años.  
Esperamos y creemos que estas propuestas de reparto del trabajo, junto con la autogestión de las empresas que vayan a cerrar las puertas, contribuirán positivamente al bienestar de la clase trabajadora y al desarrollo y consecución de su dignidad y derechos como trabajadoras y trabajadores.  Más que ser viable económicamente, es necesario moral y socialmente.
Esto son solamente pequeños avances en los derechos de una clase trabajadora que desarrolla su vida en el marco de su sistema capitalista y burgués, sea socialdemócrata o sea conservador, pero somos conscientes de que lo único que es realmente viable para la clase trabajadora es la abolición de la propiedad privada, del trabajado asalariado y del sistema de clases con sus relaciones de poder y de autoridad.  Mientras tanto, procuremos unas condiciones de vida que le permitan perder todos los miedos y temores que actualmente la condicionan a la sumisión y resignación.
Exijamos el reparto del trabajo para repartir la riqueza: por las 25 horas semanales, por la jubilación a los 55 años y por la eliminación de las horas extraordinarias.

¡REPARTAMOS EL TRABAJO, NO LA MISERIA!
CNT-AIT LA SAFOR





Ante la crisis que nos viene: repartamos el trabajo, no la miseria


ANTE LA CRISIS QUE NOS VIENE:
REPARTAMOS EL TRABAJO, NO LA MISERIA


El reparto del trabajo ha sido siempre una de las estrategias a cumplir por parte de la CNT-AIT para poder mejorar las condiciones y derechos de la clase trabajadora mientras se vea obligada a acatar el sistema de trabajo asalariado.  Si bien el objetivo último de la CNT-AIT es la liberación de la clase trabajadora a través de su total emancipación, lo que implica entre otros logros la abolición del trabajo asalariado, este reparto del trabajo se convierte ahora en una exigencia indiscutible para el bienestar de trabajadoras y trabajadores y, por lo tanto, es asumido con firmeza por la Confederación Nacional del Trabajo.
El desempleo es uno de los mayores enemigos de las personas trabajadoras en una sociedad capitalista porque conlleva la disminución de derechos y del bienestar de las familias, llegando con demasiada frecuencia a situaciones de hambre, de miseria y de exclusión social.  Es por ello que creemos que una ocupación plena de la clase trabajadora da como resultado un mayor empoderamiento respecto a su situación vital y familiar y ayuda a evitar situaciones de desigualdad económica y social.  Aunque no olvidemos que, mucho más allá de las diferencias económicas, es en el poder y la autoridad donde nacen todas las desigualdades que amargamente infectan a nuestra sociedad.
A lo largo de las últimas décadas hemos visto cómo ninguno de los gobiernos ha luchado para eliminar esas desigualdades derivadas del desempleo.  Esto ocurre porque sencillamente el desempleo favorece la aceptación del empleo precario.  Ocurre porque el desempleo favorece la aceptación de la pérdida de derechos y la sumisión ante nuevas reformas laborales que sitúan cada vez más en peor situación a la clase trabajadora.  Ocurre porque consolida un sistema de clases en el cual un pequeño grupo de personas con dinero pero que no trabajan necesitan de un mayor número de personas sin dinero y sin derechos que acepten trabajar a cualquier precio.  En otras palabras: el desempleo significa sumisión, miedo, pérdida de derechos, explotación, esclavitud…
La actual crisis sanitaria y el decreto del Estado de Alarma van a aumentar más si cabe estas desigualdades al dispararse las tasas de desocupación.  Los estados no hacen más que hablar de salvar la economía y se olvidan, una vez más, de salvar a la clase obrera que es la que levanta el país después de cada catástrofe y la que hace funcionar la sociedad día tras día.  Por eso favorecen ERTEs que, al contrario de lo que nos venden, dejan las puertas abiertas al despido indefinido y en los que las empresas no van a pagar ni un céntimo, por eso se niegan a que paguen más quienes ostentan grandes fortunas labradas con la sangre y sudor de la clase trabajadora y que sean estas fortunas quienes asuman el peso de la crisis ya que realmente no les pertenecen a ellas sino al pueblo en su conjunto, y por eso obligan a acudir al puesto de trabajo a pesar de los riesgos que existen para la salud…  En definitiva, sea cual sea el color del gobierno, van a vestir de supuesta lucha contra el desempleo unas medidas que solamente servirán a los intereses de la patronal y del capital.
Pero si lo miramos bien no hay ningún sentido para seguir manteniendo el actual sistema de trabajo.  Realmente debería ser así, porque… ¿qué sentido hay en mantener un sistema que favorece que unas pocas personas acumulen cientos de miles de euros anualmente, millones incluso, mientras que quienes les producen estos beneficios solamente dispongan de una millonésima parte de aquello que producen y vivan con sueldos ridículos?  ¿Qué sentido hay en trabajar durante jornadas extenuantes mientras muchas otras familias se quedan sin empleo y sin poder comer o pagar la luz y el agua?  Un reparto de trabajo se hace irremediablemente imprescindible para la supervivencia de la clase trabajadora.  Queremos repartir el trabajo para no tener que repartir la miseria.
Si no llevamos a cabo este reparto nos esperan unos años muy difíciles por culpa de la desocupación.  Y no sólo hablamos por el desempleo que causará esta crisis.  También nos queremos referir al desempleo que va creándose en un segundo plano de manera inexorable e inevitable a causa de los avances tecnológicos e industriales.  La innovación tecnológica en constante evolución produce una notable mejora de la producción y de los beneficios para la patronal, pero por otra parte provoca una disminución en la necesidad de mano de obra.  Es decir, cada vez hace falta menos gente y menos tiempo para producir lo mismo, con lo que dentro de unos años se van a necesitar muchas menos personas para conseguir la misma producción que hoy.  Y aquí se plantea una pregunta: si con la innovación tecnológica se produce más con menor mano de obra y en menor tiempo, y si al ser así el margen de beneficios es cada vez mayor… ¿por qué no se traduce esto en una mejoría de las condiciones de la clase trabajadora y productora?  ¿Por qué únicamente repercute en una mejora del sistema de beneficios para la patronal y el capital? Y, lo más importante… ¿por qué ante un sistema de producción de estas características, de gran tecnología pero con elevados índices de desempleo y precariedad, seguimos aceptando el mantenimiento de este funcionamiento creador de desigualdades?
Creemos pues que ya es hora de equilibrar la balanza y de que el sistema de producción se adapte a las necesidades de la clase trabajadora, que es quien produce, y no al contrario tal y como viene sucediendo.  Nosotras no tenemos por qué adaptarnos a la patronal ni a las empresas, son ellas las que deben adaptarse a nosotras porque somos quienes conseguimos que todo su sistema funcione.  Entonces, si es así, exijamos tomar nuestra parte, exijamos ocupar nuestro justo lugar dentro de este juego.
Por todo lo anterior, la CNT-AIT tiene muy claro cuáles son las medidas más inmediatas a tomar respecto a un reparto justo del trabajo, y las resumimos a continuación:
  •           Reducción de la jornada laboral a 25 horas semanales
  •          Jubilación a los 55 años
  •          Eliminación de las horas extraordinarias


No son estas medidas, como decíamos al principio, sino estrategias para la consecución de una mejora en las condiciones de la clase trabajadora mientras desarrollemos nuestras actividades laborales dentro de su sistema neoliberal.  Estrategias, decimos, pero no objetivos, porque nuestro objetivo siempre será la emancipación de la clase trabajadora con todo lo que conlleva.
En estos momentos de cambio social, haz que por una vez las mejoras no vayan únicamente hacia la patronal, las empresas y el Estado: queremos que los cambios que se avecinan traigan consigo mejoras para la clase trabajadora, no más paro, hambre y miserias.  Si nosotras producimos, nosotras decidimos.

¡POR EL REPARTO DEL TRABAJO!  ¡POR UNA VIDA DIGNA!
CNT-AIT LA SAFOR