domingo, 10 de mayo de 2020

Las paradojas de la sociedad del siglo XXI: el Estado de Bienestar


LAS PARADOJAS DE LA SOCIEDAD DEL SIGLO XXI


La intervención social en los Estados de Bienestar y el sistema neoliberal

La idea de Estado del Bienestar a menudo va ligada a la idea de Democracia moderna.  Es la idea de una democracia cada vez más participativa que satisface todas las necesidades de sus conciudadanos mediante la construcción social, económica y política de un modelo de sociedad paternalista y benévolo llamado " Estado de Bienestar ".  ¿Pero realmente es eficaz este modelo de vertebración social?  ¿Consigue satisfacer las necesidades de la clase trabajadora y atender a los intereses de los sectores más desfavorecidos?   ¿Es, en definitiva, la consecución del Estado de Bienestar lo más deseable, pudiendo considerarlo el punto más álgido del progreso social?
Desde una visión historiográfica y oficial, si la aparición de las democracias fue quizás lo más destacable a lo largo del siglo XX, en las sociedades contemporáneas del siglo XXI los avances científicos y tecnológicos y la hiperinformación tratan de modernizar las democracias del siglo anterior para reforzar y consolidar el nuevo tesoro: el Estado de Bienestar
Sin embargo, ¿hemos obtenido los resultados esperados? La mayor participación del conjunto de la sociedad y la existencia de relaciones de cooperación entre distintos países y organismos debería haber asegurado la creación de sociedades igualitarias donde todos y cada uno de sus miembros tienen cubiertas sus necesidades básicas y vitales.  Pero pese a todo, parece que los objetivos no acaban de lograrse.  Probablemente incluso muchas veces ni siquiera se contemplan objetivos a alcanzar y, por tanto, no existe ninguna actuación ni intervención de ningún organismo.  
Las sociedades modernas del siglo XXI, muchas de las cuales ya cuentan con más de un siglo tratando de mejorar sus democracias, no han conseguido todavía eliminar las desigualdades que acogen en su seno.  Aunque puede que hayan democratizado las instituciones y las estructuras estatales, no han conseguido aún democratizar la sociedad, no han conseguido extender la igualdad a todos los ámbitos: el educativo, el laboral, el sanitario, etc.
Entonces aparece la primera paradoja, una contradicción en pleno siglo XXI y en la que una sociedad modernizada industrial y tecnológicamente sigue dividiéndose en dos sectores: los ciudadanos y los desheredados, es decir, aquellos que pueden mantener su vida pública e individual de acuerdo con el entorno social, y aquellos que no pueden acceder a este entorno social, a una alimentación y educación adecuadas, a posibilidades laborales dignas y lejos de la precariedad...  en pocas palabras, aquellos a quienes les es negada la condición plena de ciudadanos.  Son la mano de obra barata y no cualificada que necesitan los estados neoliberales, cuyos intereses se contraponen directamente a los objetivos de los supuestos Estados de Bienestar.  Y mientras no desaparezca esta dualidad que caracteriza a los sistemas democráticos, nuestras sociedades no estarán nunca a la altura de la historia que nos ha tocado vivir.


El futuro del Estado de Bienestar
¿Hacia dónde debería caminar el Estado de Bienestar? Pues hacia la disolución de sí mismo, hacia su desaparición en tanto que se han eliminado las desigualdades sociales y las funciones de este Estado de Bienestar quedan ya obsoletas y sin sentido. Esta debería ser la verdadera tarea del Estado de Bienestar: la desaparición de todas las desigualdades en una sociedad y la participación activa en la organización de todos los ámbitos de la vida social e individual.  En el momento en el que este objetivo se haya alcanzado, en el momento en el que una misma sociedad, per se, asegure la igualdad plena de sus miembros, el Estado de Bienestar y todas las actuaciones que se derivan serán innecesarias. 
Posiblemente este sea uno de los motivos por los que sabemos que el Estado del Bienestar se organiza para perpetuar el sistema de desigualdades, pues sin estos no tendría ningún sentido la acción tutora y paternalista de ningún Estado.   Es por ello, entonces, que ningún Estado nunca acabará con las desigualdades sociales y económicas, por lo que toda figura de Estado deberá ser eliminada, puesto que ante una nueva sociedad donde sus miembros organizan la respuesta a sus propias necesidades, la acción tutora del Estado, sea del tipo que sea, es completamente irrelevante y prescindible.
Pero el Estado se nos aparece como la gran alma mater de la humanidad, como el salvador que nos evitará todo sufrimiento y desgracia, y por eso nos envía a su redentor: el Estado de Bienestar.  Con el fin de combatir las deficiencias que muestran los sistemas neoliberales, los Estados se nos presentan mediante varios tipos de intervenciones, tanto institucionales como no institucionales y tanto estatales como no estatales (ya que también cuentan con las iniciativas privadas afines a su funcionamiento).  Hay que prestar especial atención, nos dicen, a aquel sector que hemos definido como los desheredados.  Entonces, tal es la función de los Estados de Bienestar: una función, la de asistencia, paliativa y preventiva respecto de las desigualdades, que mejor tendría que huir de convertirse en el objetivo para conformar un instrumento más hacia a la erradicación completa de estas desigualdades al entender que el objetivo del Estado del Bienestar debería ser éste: no prevenir ni paliar, sino erradicar.
En consecuencia, prevenir y paliar deben convertirse en medios para alcanzar el objetivo de erradicar, objetivo que necesita también de otras estrategias que puedan constituir una acción global y no fragmentada hacia la realidad sobre la que actúa y que al tiempo que refleje todos y cada uno de los conflictos de manera general, también sea capaz de ofrecer una perfecta visión diferenciada e interrelacionada del problema social.   Sin embargo, repetimos, la idea de Estado de Bienestar es paliativa y no resolutiva. Y en tanto que es paliativa, se demuestra y se acepta que el Estado es creador y mantenedor de desigualdades y que se necesita de un monstruo caritativo llamado Estado de Bienestar, de carácter compensatorio, para ofrecer una imagen equilibrada sobre uno de los sistemas más desequilibrados que podrían existir.
Esto nos conduce a la afirmación rotunda de que el Estado no funciona. Y no funciona porque no actúa sobre la génesis de los problemas, ya que una intervención eficaz sobre las debilidades de las sociedades modernas debería conseguir relacionar todos los conflictos y problemas particulares y concretos bajo una gran visión global que no perjudique la identificación de estos conflictos sino que contribuya a su solución a partir de su relación con el resto de problemáticas.


Estado, Sociedad e Individuo
Esta perspectiva más global que conforma el Estado de Bienestar se construye, entonces, a partir de otras visiones menos vastas y más concretas, visiones que toman forma con las diferentes políticas y programas dirigidos tanto a problemáticas más generales -los roles de género, el acceso universal a la educación o una alimentación básica garantizada- como también a problemáticas concretas -la violencia machista o la defensa de los derechos de una etnia o cultura determinada , la intervención en grupos de población en riesgo de exclusión social, etc.- .
En este punto llegamos a una segunda paradoja: cuando debería ser el Estado de Bienestar quien, con sus propios mecanismos, garantizara el bienestar -valga la redundancia- de la sociedad y la protección de los desheredados, la realidad nos muestra que es la sociedad con las diferentes iniciativas y programas quien realmente garantiza el mantenimiento del Estado de Bienestar e intenta poner solución a las carencias de éste: no es el Estado de Bienestar quien cuida de la sociedad sino a la inversa.   La reciprocidad entre Estado, Sociedad e Individuo se produce de una manera tan intensa e interactiva que a menudo da lugar a serias confusiones que nos llevan a invertir los papeles y las funciones de cada uno.
Dicho de otro modo: el Estado debe garantizar el cumplimiento de los derechos que pregona, pero como no lo puede hacer surgen iniciativas populares y/o privadas -organizaciones, asociaciones, etc.- para hacer efectivo el cumplimiento de estos derechos.  De esta manera es el individuo quien mantiene una lucha diaria contra las desigualdades, pero siempre dentro de las reglas impuestas por el Estado y por el capital, por lo que la inmensa mayoría de intervenciones se convierten en asistenciales y difícilmente actúan sobre la causa de los problemas.   Y sin darse cuenta de ello, los únicos derechos que estamos garantizando no son ni los del individuo ni los de la sociedad, sino los del Estado y su autoridad.


Las iniciativas locales
Posiblemente las pequeñas iniciativas de carácter localizado sean las intervenciones más eficaces en tanto que surgen en el mismo foco del conflicto y se desarrollan en un contacto permanente con esta misma problemática.  Este hecho nos demuestra una vez más que las sociedades deben construirse desde las bases y nunca de manera vertical, descendente y ajena a estas bases que son los individuos.   Son las comunidades organizadas de manera horizontal quienes nos conducirá hacia el verdadero punto álgido del progreso humano.
Por otra parte, a menudo al problema social que se quiere atender se deben añadir las problemáticas de los recursos y de la financiación, lo que frecuentemente provoca serios desequilibrios entre los conflictos presentes y la capacidad de las intervenciones existentes, confirmando así la contradictoria dualidad entre estado neoliberal y estado de bienestar dentro de un mismo sistema y sociedad.
Un ejemplo lo tenemos en la atención a la infancia. De hecho, uno de los sectores de población más críticos y que más urgentemente reclama la atención de los diferentes organismos que trabajan por la defensa y cumplimiento de los Derechos Humanos es el sector infantil.  La infancia se encuentra totalmente desprotegida y falta de recursos físicos, psicológicos e intelectuales para defender sus propios derechos, quedando a merced de las intenciones o necesidades del mundo adulto y de la sociedad que les rodea.  Es un sector de población dependiente por naturaleza, y su biología impide cualquier intervención dirigida a su emancipación o autosuficiencia temprana por razones obvias.
Pero además, y es lo más importante, la infancia de hoy es la sociedad del mañana, son las personas que establecerán la sociedad futura mediante sus relaciones psico-afectivas y sociales y resulta imprescindible y primordial conseguir una infancia sana, educada, libre y feliz.  Muchas de las acciones encaminadas a la protección a la infancia a nivel europeo se engloban bajo un conjunto programático, totalmente estructurado y normativizado, que llamamos "políticas de Atención y Educación de y la Primera Infancia".
Esta atención temprana ha cobrado tanta importancia que las acciones llevadas a cabo proceden tanto desde las diferentes administraciones e instituciones como desde iniciativas de asociaciones de carácter local y con recursos mucho más modestos.   Sin embargo y atendiendo a la importancia de la etapa infantil en el desarrollo humano, sobre todo desde perspectivas pedagógicas, estas intervenciones no se encuentran a la altura del conflicto.
Realmente la atención a la infancia no es nada coherente con lo que reflejan los currículos educativos, los informes de diferentes organismos médicos o sociales, o las investigaciones psicopedagógicas y científicas más a la vanguardia, como las realizadas por el neuropsiquiatra infantil Jorge Barudy y que demuestran la relación directa entre el desarrollo neuronal y el afecto, el vínculo o la crianza de apego.
Las necesidades que muestra la población infantil sobrepasan de manera alarmante los recursos que ofrecen las administraciones e incluso otras organizaciones como las de carácter no gubernamental, y en consecuencia encontramos iniciativas más modestas que aparecen desde la convivencia con el conflicto cuyas humildes actuaciones desprenden una humanidad que difícilmente se podrá encontrar reflejada en leyes y decretos.  Esta humanidad, esta disposición plena de la afectividad como una herramienta positiva más, se convierte en un contacto directo de los afectados y afectadas con la sociedad que los tendría que acoger y proteger.  No son ayudas económicas ni teorías igualitarias hacia los desheredados, sino que se trata de una mano cálida y fraternal extendida a aquellas personas que lo necesitan.
Así, con esta tarea que podríamos calificar de socioafectiva, aparecen nuevas iniciativas que pretenden devolver a la sociedad el carácter humano que no debería haber perdido nunca.  Se reivindican los espacios físicos y temporales destinados a la familia, entendiendo la familia no desde una perspectiva tradicional sino percibiéndola como el primero y más cercano espacio de protección y desarrollo del niño.   Más que de "familia", deberíamos hablar de "comunidad afectiva".  Su objetivo es buscar espacios o puntos de encuentro que favorezcan la comunicación desde el afecto, el respeto, el diálogo y la solidaridad, combatiendo la alienación a la que nos vemos sometidos como individuos en provecho de la sociedad.  
Aparece aquí una tercera paradoja que conforma una característica inherente a las sociedades modernas del siglo XXI, y es que si bien debería ser la acción del individuo la que conforme la sociedad siguiendo los intereses y necesidades de los individuos en cada momento, es la sociedad quien construye la esencia de cada individuo, imponiéndoles sus necesidades e intereses como sociedad, en este caso, como sociedades neoliberales.

No, en absoluto funcionan las "políticas de Atención y Educación de y la Primera Infancia " cuando proceden de su idea genérica de Estado de Bienestar.  Al Estado sólo le interesa salvarse a sí mismo como institución.  Entonces, ¿cómo podría un Estado favorecer políticas que revelarían, de ser efectivas, la inutilidad de su propia existencia?  Y por otro lado, si la idea de Estado de Bienestar es capaz de dejar desamparado uno de los sectores más vulnerables y débil, ¿qué no será capaz de hacer con la clase trabajadora adulta?
Del mismo modo que hemos hecho con la infancia, podríamos tratar de analizar todos y cada uno de los sectores vulnerables y agredidos constantemente por los Estados.  Los colectivos étnicos o migrantes, por ejemplo, siguen siendo otros grandes afectados en este desequilibrio sistémico y humano, lo que debería provocar un nuevo debate social y que en cambio continúa escondiéndose bajo la alfombra, pisando una y otra vez los derechos de estos colectivos y, por extensión, los derechos humanos.  Es la retórica eufemística de los Estados, la misma que traslada el eufemismo de las palabras a los hechos y consigue distorsionar la realidad social.  El debate que ha poner en discusión la necesidad de las fronteras y las naciones, que debe discutir el libre tránsito de las personas en todo el mundo… se convierte en inexistente y esconde esta realidad de ciudadanos de primera, ciudadanos de segunda, y no-ciudadanos.  Las consecuencias son un mayor esfuerzo social, que no estatal o gubernamental, con el fin de equilibrar el sistema y solucionar estas desigualdades, y las energías que necesita una sociedad para progresar serían dirigidas a curar las heridas que el mismo sistema provoca.  En consecuencia, podemos afirmar que el progreso de la sociedad real y participativa es obstaculizado por el modelo de sociedad que impone el Estado de Bienestar -y todo Estado en general- en la medida en que evita intervenir en la raíz de los conflictos.


¿Qué rumbo toma la sociedad del siglo XXI?
La sociedad actual es excesivamente cambiante y esta situación requiere poner en valor estas relaciones afectivas y humanas tan preciadas.
Apenas estamos entrando en el primer cuarto del siglo XXI y nuevo cambia el paradigma. Con él, han de cambiar también nuestras actuaciones: deberíamos ser suficientemente inteligentes y aprovechar estos momentos históricos para consolidar nuevos tejidos sociales basados en relaciones humanas afectivas, respetuosas y solidarias que logren sustituir las relaciones verticales y excluyentes de los sistemas neoliberales.
Es necesaria la colaboración protagonista de todo individuo en la creación global de la nueva comunidad.  Estamos presenciando unos momentos de vacío histórico donde el individuo reclama su participación activa y las instituciones cada vez pierden más representación en beneficio de la extensión de la democratización real y no institucional, la que presupone la acción libre de todo individuo y su auto-organización al margen de cualquier tipo de modelo estatal.  Son unos momentos extraños en los que el individuo quiere recuperar aquella vertiente humana robada tiempo atrás y que toda la tecnología actual no ha logrado sustituir.
Son los momentos en los que el Estado de Bienestar debe intentar autodestruirse y romperse como el huevo que da lugar al nacimiento de una nueva vida, una vida donde no existan desheredados y donde el individuo por fin llegue a construir su propia sociedad.  Cuando ese momento llegue, cuando el individuo y la comunidad forman un todo, no habrá lugar ni espacio para las desigualdades y nos encontraremos en un perfecto y próspero equilibrio de igualdad y libertad.

Traducción al castellano de texto publicado en La Safor Llibertària nº 7




domingo, 3 de mayo de 2020

Renta Básica Universal: ¿asumible desde el Movimiento Libertario?


¿Qué es la renta básica universal y qué supondría para la clase trabajadora?  ¿Cabe en nuestra ética anarquista asumir su exigencia como propia, o más bien se trata de un derecho que, aunque pudiera parecer justo, contradice nuestros objetivos de emancipación de la clase obrera?
La campaña sobre la Renta Básica Universal ha provocado en los medios libertarios un interesante debate con una gran diversidad de opiniones.  Y es que si por algo se caracteriza el movimiento libertario es por asumir los debates y fomentar la reflexión tanto individual como colectiva: ¿qué pienso yo al respecto? ¿Y qué piensan mis compañeras y compañeros del sindicato? ¿Cómo podemos construir entre toda la militancia de nuestro sindicato una respuesta para así comunicarla al resto de sindicatos y construir con ellos la postura que tomará la Organización? 
Es el consenso construido desde las bases lo que nos distingue.  Asumir un consenso implica el desarrollo de un debate a partir de las opiniones propias y de las del resto de compañeras y compañeros, implica escuchar y a la vez ser escuchado, e implica sobretodo capacidad de reflexión, de autocrítica y de una asertividad que se encuentra lejos de la imposición.  Reflexionamos, hablamos, escuchamos, cedemos… construimos.
Dicho esto, a lo largo de este artículo no vamos a tratar de discernir si la Renta Básica Universal puede o no formar parte de las exigencias de un sindicato anarquista.  Sencillamente vamos a exponer las diferentes perspectivas que se tienen al respecto y que han aflorado a partir del debate creado.  Las conclusiones las dejamos para quienes nos leen. 
La diferencia de opiniones y la repercusión que tanto su aceptación como su rechazo suponen para la clase trabajadora son de tal relevancia que realmente consideramos que este tema debería tratarse en una Conferencia de Militantes.  No obstante, creemos conveniente dedicar un espacio en nuestros medios de comunicación a ese tema tan delicado y a la vez importante.  No en vano la prensa confederal -a la que actualmente se unen los nuevos medios audiovisuales- ha sido tradicionalmente espacio de debates y de intercambio de opiniones.
Cuando hablamos de Renta Básica Universal no nos referimos a medidas como el Ingreso Mínimo Vital planteado ahora mismo desde el gobierno de España y que supondría una asignación económica media de 500 euros mensuales, dependiendo siempre de los ingresos existentes en cada familia y del número de personas a su cargo, sean menores o sean personas con discapacidad reconocida.  Este Ingreso Mínimo Vital se percibiría durante 12-24 meses en la mayoría de autonomías, mientras que en el resto de autonomías se propone que se retribuya indefinidamente mientras dure la situación de vulnerabilidad económica, esto es, hasta que se consiga un puesto de trabajo debidamente remunerado.
A diferencia del Ingreso Mínimo Vital, la Renta Básica Universal (a partir de ahora RBU) que protagoniza nuestro debate se concedería a todo el mundo desde el mismo momento de su nacimiento, puesto que ya desde los primeros años de vida el individuo muestra unas necesidades económicas que deben cubrirse.  Esta renta se asignaría sin tener en cuenta ingresos ni número de miembros en cada unidad familiar y sería compatible con la percepción de un salario fruto del trabajo.  Su percepción, así mismo, tendría lugar de manera indefinida y nunca se encontraría por debajo del salario mínimo interprofesional. 
En primer lugar se trata de una Renta Básica, de una asignación económica que permita vivir de manera digna, y es comparable a un salario mínimo interprofesional que se ha fijado precisamente bajo estos parámetros de dignidad con el que poder cubrir todas nuestras necesidades; en segundo lugar, hablamos de una Renta también Universal que se asignaría a todas las personas sin distinción alguna a causa de ingresos, procedencia, edad, tipología familiar, etc.
La universalización del derecho a la RBU evitaría así el engaño y la picaresca que podrían surgir al establecer como condición unas rentas mínimas familiares o personales.  Es decir, que si se decretase que la RBU se concediese a personas o familias que declarasen unos ingresos inferiores a determinada cantidad posiblemente se favorecería con ello la proliferación del trabajo en negro, de manera que se justifiquen esos ingresos mínimos necesarios para percibirla.  Esta situación motivaría un aumento de la economía sumergida con la finalidad de poder cumplir los requisitos exigidos para poder recibir esta RBU, con la consecuente pérdida de derechos laborales.    Si, por le contrario, todo el mundo tuviese derecho a la RBU, difícilmente alguien aceptaría desempeñar cualquier trabajo bajo nulas garantías por lo que respecta a derechos y seguridad laboral.
Además, tal y como se plantea dentro de la perspectiva anarcosindicalista, esta Renta sería una medida transitoria y no definitiva, una estrategia para el reparto de la riqueza generada por la clase trabajadora y que ahora se encuentra en manos de la Patronal y del Estado.  La riqueza que crea la clase trabajadora le es usurpada por el Estado y la Patronal, quedando nuestras obreras y obreros todos ellos despojados de todo atisbo de dignidad en el desarrollo de sus vidas y viéndose condenados a asumir cualquier condición laboral que se le imponga, por precaria que sea.  De esta manera, la Renta Básica Universal se convierte en una estrategia para promover el reparto de esa riqueza generada con el trabajo asalariado de millones de personas y que, hasta ahora, ha sido disfrutada solamente por unos pocos cientos de ellas.  En palabras de algunas compañeras y compañeros, “se dará un paso de gigante para acabar con la precariedad, la exclusión social y la explotación laboral, puesto que les trabajadores tendrán cubiertas sus necesidades y negociarán condiciones ventajosas”.
Con unas mejoradas condiciones de vida de la clase trabajadora, y una vez se haya conseguido una situación favorable que permita al obrero y a la obrera negociar las condiciones de su salario y del desempeño de sus labores, podremos enfrentarnos sin temores a la explotación y a las distintas reformas laborales que se vienen sucediendo a lo largo de los distintos gobiernos y siempre a mayor gloria del Capital y a mayor precariedad para la clase obrera.  Porque, una vez el individuo vive con la seguridad que le otorga la satisfacción de las necesidades básicas, se verá con valor y predisposición para negarse a asumir todo aquello que considerase injusto por lo que refiere a sus relaciones laborales con sus explotadores.  Incluso ante una huelga indefinida la acción se vería más decidida porque su pan diario no dependería del trabajo asalariado.
Esta medida, como hemos dicho, es transitoria y debe acompañar las demás luchas asumidas desempeñadas desde el Movimiento Libertario en General y desde la CNT-AIT en particular, como pueden ser la reducción de la jornada laboral o la autogestión de las empresas.  El objetivo último de la CNT-AIT y del Movimiento Libertario es la construcción de una nueva sociedad a través de una Revolución Social que removerá los cimientos del Estado y del Capitalismo para destruirlos sin posibilidad de vuelta atrás.  En ese nuevo mundo que construiremos el trabajo asalariado será abolido, así como también lo será el dinero, de manera que medidas como la RBU serán directamente innecesarias y carecerán de razón de ser.
Pero mientras se dan esas condiciones revolucionarias se defiende, desde esta primera postura, una RBU que crearía entre la clase trabajadora una situación de fortaleza y de seguridad que facilitarían ese proceso revolucionario que nos lleve hasta el Comunismo Libertario.  Porque de lo contrario, hasta que llegue ese momento… ¿qué ocurre con esa clase trabajadora desheredada, aislada, sin trabajo y sin recursos, y que no tiene posibilidades propias para poder alimentarse o para cubrir cualquiera que sea su necesidad y la de sus familias?  ¿Se quedan sin comer hasta que consigamos llevar a cabo la Revolución Social?  A una familia con dos hijos pequeños, por ejemplo, difícilmente le podríamos decir: “aunque ahora no puedas comer, no temas, porque después de nuestra lucha obrera, después de nuestras huelgas, después de nuestra acción decidida y convencida… podrás vivir en un nuevo mundo en el que nada te faltará.  Pero hasta entonces lucha, tengas o no tengas comida en la nevera”.  No sería justo.


Sin embargo, ¿quién nos asegura que, habiendo cubierto todas las necesidades de vida, una clase trabajadora que no ve peligrar su dignidad decidirá asumir un llamado a la acción revolucionaria que haga tambalear este viejo sistema que, aunque no sea perfecto, le asegura su manutención y la de los suyos?  Si en condiciones de precariedad los seguimientos de las Huelgas, por ejemplo, ya son escasos, ¿cómo van a secundar huelgas salvajes e indefinidas si no perciben razón para ello en un sistema que, al menos aparentemente, les está protegiendo?
Esta es la otra mirada hacia la RBU, la que considera que una medida de este tipo no es asumible desde el ideario Anarquista i emancipador que defienden la CNT-AIT y el Movimiento Libertario.
En palabras de otras compañeras y compañeros, lo que buscamos como anarcosindicalistas “es un reparto de la riqueza, pero esa riqueza es fruto del trabajo.  Todo el capital y toda la riqueza es producida por la clase obrera, les pertenece y lo único que hace el capital es arrebatárselo. La misión de la clase obrera debería ser adueñarse del fruto de su trabajo, definir en qué condiciones se debe producir y como distribuirlo, sin intermediarios de ningún tipo”.  Se crearía, además, una situación injusta e insolidaria en la cual “una persona beneficiaria de una renta no genera riqueza, otra persona trabajadora tendría que generarla para ella”, así que mientras unas personas vivirían “subvencionadas por el estado, otras permanecerían sometidas a la dictadura productiva del capital”.
Entonces, ¿cómo conseguimos ese reparto de la riqueza y del trabajo?  Pues como hemos hecho desde la Sección Española de la AIT desde hace más de 100 años: con lucha revolucionaria y emancipadora.  La dignidad de la clase trabajadora debe conseguirse por otros medios y estrategias, como pueden ser la reducción de la jornada laboral y de la edad de jubilación, o con la autogestión de las empresas que echen el cierre, entre muchas otras. 
Para repartir la riqueza, hay que repartir el trabajo, porque la dignidad de las trabajadoras y trabajadores deben provenir de su emancipación, y no de la buena voluntad de unos gestores de gobierno que, cambiado el color, cambiará también esos gestos de buena voluntad.  Al respecto, escribía Diego Abad de Santillán en los albores de la Revolución de 1936 que “al afrontar el problema de la transformación social, la Revolución no puede considerar al Estado como un medio, sino que ha de apoyarse en la organización de los productores.  Nosotros hemos seguido esta norma y no vemos necesidad alguna de que, con el fin de establecer un nuevo orden de cosas, hayamos de suponer la existencia de un poder superior al trabajo organizado”.
¿Y qué pasa con ese plato de comida que faltará en muchas casas hasta que se desarrolle ese período revolucionario que tanto ansiamos? ¿Se quedan sin comer hasta hacer la Revolución? Por supuesto que no, porque entre otros aspectos también nos caracterizan la solidaridad y el apoyo mutuo.  Las redes de solidaridad pueden dar respuesta temporal a estas necesidades básicas, pero siempre dando a conocer el origen de esas desigualdades y la importancia de construir una nueva sociedad desde la lucha sin cuartel contra esos males y su génesis: el Estado y el Capitalismo.  Esta lucha contra el origen de las desigualdades se plantea ineludible, porque si solamente se actúa sobre la capacidad adquisitiva del individuo y las familias, no se evidencia el origen de estas desigualdades y existe el peligro de que se corra un tupido velo sobre ellas. 
¿La RBU podría cubrir las necesidades básicas de la clase obrera?  Posiblemente.  No obstante, el objetivo de la CNT-AIT no solamente consiste en cubrir las necesidades básicas del individuo, sino que va mucho más allá y pretende romper con ese sistema creador de necesidades para construir una nueva sociedad en la que el individuo pueda alcanzar el máximo desarrollo de su conciencia, de su ser, de su creatividad, de su espíritu…  Y hasta que este sistema se rompa gracias a la acción decidida, el sindicato deberá constituir el germen de esa organización entre trabajadores y trabajadoras que les permita ejercer la solidaridad y la acción directa en condiciones de igualdad. 
Además, la RBU puede condicionar una falsa percepción de estabilidad económica y social que impida un correcto desarrollo de la organización proletaria ya que no se percibe esa necesidad de organización para la defensa de unos intereses concretos.  Consecuentemente, al no favorecer una organización rebelde y contestataria de la clase trabajadora, la función principal del sindicato como seno de la organización obrera perdería sentido y la situación económica, estructurada aún en mayor medida por el Estado y la Patronal, se encontraría mucho más alejada de un posible control obrero.
Resumidamente, la RBU crearía entre la clase trabajadora una situación de falso bienestar y de dependencia directa del Estado que restaría importancia y validez a la lucha de clases y, por lo tanto, a la necesidad de la organización obrera.  ¿Es justo que las familias puedan comer mientras logramos nuestras reivindicaciones?  Sin duda alguna, pero… ¿es asumible la exigencia de una Renta Universal por parte de un sindicato anarquista como CNT-AIT?  En absoluto, porque no es coherente con nuestra línea ideológica.
Habiéndonos acercado ya al final de estas exposiciones, llega el momento de volver a preguntarnos…  ¿Renta Básica Universal sí? ¿Renta Básica Universal no?  Aun habiendo mostrado diferentes puntos de vista resulta complicado poder emitir una sentencia firme.
Como anarcosindicalistas, ¿estamos de acuerdo en defender una Renta Básica Universal que permitirá mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y que, al ver ésta sus necesidades cubiertas y al encontrarse en una situación de mayor estabilidad y seguridad vital aumentarán las posibilidades de plantear una Revolución Social que les va a exigir grandes sacrificios en beneficio de la Humanidad?  ¿O bien esta RBU servirá para adormecer aún más a una clase trabajadora que, viendo cubiertas esas necesidades, no verá necesidad de verse inmersa en un proceso revolucionario de esas magnitudes?  ¿Es justo pedir a la gente que tenga paciencia y hambre mientras nos organizamos y luchamos, o estas exigencias desprenden cierto egoísmo porque anteponen la línea ideológica a las necesidades reales?  ¿Diluye esta RBU nuestra esencia revolucionaria en beneficio de un cierto posibilismo que podría ser comparable, por ejemplo, a la aceptación de subvenciones o a la participación en elecciones sindicales, o bien nos deja anclados en un estricto marco ideológico que no consigue percibir las necesidades más inmediatas de nuestro Pueblo y que, además, no es capaz de comulgar necesidad inmediata con acción revolucionaria?
Queda claro que nuestro objetivo es una Revolución Social que nos conduzca hacia el nuevo mundo que deseamos, y que las mejoras que deseamos tales como el reparto del trabajo y de la riqueza deben venir a través de estrategias revolucionarias y emancipadoras, y no a través de entes intermediarios.  Pero hasta que lo consigamos, hasta que una huelga salvaje e indefinida por la reducción de jornada, por ejemplo, o hasta la toma y autogestión de las empresas, ¿qué decimos a esas familias que no pueden llenar sus neveras y que viven sin luz y sin agua porque no las han podido pagar?  Esas necesidades podrían satisfacerse con esta RBU, pero también con la solidaridad y el apoyo mutuo desde el sindicato, mostrándolo ante el Pueblo como una de las más eficaces herramientas para organizarse y terminar con esa situación de miseria y pobreza.  ¿Mejoraría esa RBU la predisposición a organizarse libremente para enfrentarse a la Patronal y al Estado al no temer por su bienestar, o por el contrario la RBU frenaría esa organización obrera al no considerarla necesaria para gozar de esa situación desahogada? 
Muchas preguntas, lo sabemos.  Y ninguna respuesta hemos ofrecido aquí, también lo sabemos Pero, como hemos dicho al principio, no pretendemos ofrecer una visión única ni consensuada sobre el tema, ni mucho menos dar respuestas concretas.  Nuestro objetivo es el de acercar a lectoras y lectores este intercambio de pareceres que ha tenido lugar en nuestra militancia.  Hemos intentado reflejar, a grandes rasgos, dos perspectivas muy generales al respecto de esta propuesta y de cómo enmarcarla en nuestro discurso anarcosindicalista.  Caben en el debate, por supuesto, muchos más matices y reflexiones mucho más profundas que las aquí expresadas, con lo que reflejar con todo detalle este debate nos supondría horas y horas de conversación y de intercambio de opiniones que después se traducirían en decenas, o incluso cientos de páginas que intentasen mostrarnos las diferentes exposiciones y los intentos de consenso desarrollados.
Como siempre, donde tiene que darse el debate es en vuestras asambleas, en vuestros puestos de trabajo, en vuestros sindicatos y grupos de afinidad… porque allí es donde debe gestarse toda organización y acción directa que deban llevarse a cabo desde la solidaridad y el apoyo mutuo entre iguales.
Lo que sí queda extremadamente claro es nuestro objetivo: el Comunismo Libertario.  Organízate y lucha por la Anarquía.




Artículo aparecido en La Safor Llibertària nº 7

Nos sobran los discursos


NOS SOBRAN LOS DISCURSOS

Llega de nuevo el 1º de Mayo, pero este no es un 1º de Mayo más.
Este año no hay manifestaciones, ni fotos, ni pancartas, ni banderas.  No hay altavoces repitiendo consignas que hacen la vez de villancicos.
¡Villancicos!  ¡Qué entrañables son, y cómo nos acercan a nuestros seres queridos! ¡Qué bonitas letras y compases cuando los sacamos del fondo del cajón y les quitamos el polvo para mostrarlos, relucientes e impecables, una vez al año!  Pero es 1º de Mayo… ¡y ya estamos cansadas de villancicos!
No, este año las fotos de portada fueron sustituidas por los discursos.  Aplausos en las radios, agradecimientos en las redes, y alguna noticia sobre calles vacías y sueños rotos en los medios audiovisuales, para mayor alegría del Estado y la Patronal y para mayor injusticia de la Clase Trabajadora.
Sin embargo, nos sobran los discursos.  Porque de nada nos sirven los discursos de esos sindicatos mayoritarios, siervos del Estado y del Capital, si con sus palabras dicen defender a la Clase Trabajadora pero con sus acciones la traicionan día tras día…  ¿Dónde os habéis escondido estos últimos años mientras han seguido ejerciendo sobre la Clase Obrera la explotación, la opresión, el abuso e incluso la muerte?  ¿Dónde os habéis agazapado mientras el hambre, el miedo y la miseria decidían ser nuestras fieles compañeras de camino?  Posiblemente, detrás de esos discursos que tantas cosas intentan esconder.
Sí, nos sobran los discursos, sobretodo los políticos, aun viniendo del lado que quieran venir.  Nos sobran unos discursos sobre igualdad que son declamados desde elevadas poltronas y adineradas butacas.  Nos sobran unos discursos de justicia desde una democracia parlamentaria que en medio siglo no ha conseguido acercar un ápice a una trabajadora ni a un trabajador a aquella vida que considera justa.  Nos sobran unos discursos sociales que consolidan precisamente la división entre clases para poder justificar así la intervención paternalista del Estado y la supuesta e impuesta necesidad de gestores benefactores que cuiden de su Paz Social.  No sobran, sí, sus discursos escritos sobre papeles y papeletas.
No, este año las calles no se llenaron y las fotos de portada fueron sustituidas por los discursos.  Los discursos son reflejo del pensamiento y de las intenciones, nos dirán… ¡pero el pensamiento sin acción no es nada!
Por eso, el Anarcosindicalismo es acción, acción directa, valiente y decidida.  Es acción cada una de las líneas con la que se escribe la Historia del Anarcosindicalismo.  
Por eso, el Anarcosindicalismo no ha cesado en su lucha por la Justicia Social y por la Libertad junto a las y los Trabajadores, a pesar de que ello implicara persecuciones, represión, multas, cárcel, exilio y muerte, a pesar de los años, a pesar de los discursos… 
Por eso, el Anarcosindicalismo constituye la acción inseparable al discurso, es la lucha conjunta hacia un Horizonte de Libertad y Progreso para la Humanidad.
Por eso, y porque el pensamiento sin acción no es nada… nos sobran los discursos.

¡PORQUE TODOS LOS DÍAS SON 1º DE MAYO!
¡EN RECUERDO DE UNA LUCHA OBRERA A LA QUE AÚN LE QUEDA MUCHO CAMINO HACIA NUESTRO HORIZONTE DE LIBERTAD!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL Y EL COMUNISMO LIBERTARIO!





domingo, 26 de abril de 2020

La Safor Llibertària nº 7


Apareix el número 7 de La Safor Llibertària, òrgan d’expressió del SOV La Safor.  En aquest número oferim algunes reflexions sobre les possibles conseqüències que la crisi de la Covid-19 podria tindre per a la classe treballadora i, alhora, ens plantegem quines hauria de ser la nostra postura front aquesta situació.
També donem veu a les diferents opinions que han sorgit al sí dels nostres sindicats amb el debat que sobre la Renda Bàsica Universal.  És assumible aquesta exigència des d’un discurs anarcosindicalista i revolucionari?
A més, estrenem una nova secció que esperem que arribe per a quedar-se ja de manera fixa.  Es tracta de Paideia, una secció on inclourem articles referents a Educació i Infància, sempre des d’una perspectiva crítica i llibertària.
I, com no, reproduïm el comunicat que la Confederació Nacional del Treball ha llençat front el proper 1r de Maig.
Finalment i com és ja costum, oferim dues versions de descàrrega: una en format web per a poder llegir des de l’ordinador, mòbil o tableta, i l’altra en format de periòdic per a imprimir en dinA3, de manera que a l’hora de muntar-lo la paginació és correcta, sols cal imprimir, plegar per la meitat i, si es desitja, grapar.

DESCARREGA’T EL NÚMERO 7 DE LA SAFOR LLIBERTÀRIA PREMENT SOBRE LES IMATGES AL FINAL DE L'ENTRADA


PD: Els diferents articles aniran publicant-se a la web, i els textos editats en valencià es reproduiran en valencià i castellà per a fer-los més accessibles a totes les persones lectores.



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Aparece el número 7 de La Safor Libertaria, órgano de expresión del SOV La Safor. En este número ofrecemos algunas reflexiones sobre las posibles consecuencias que la crisis de la Covid-19 podría tener para la clase trabajadora y, al mismo tiempo, nos planteamos cuál debería ser nuestra postura frente esta situación.
También damos voz a las diferentes opiniones que han surgido en el seno de nuestros sindicatos con el debate que sobre la Renta Básica Universal.  ¿Es asumible esta exigencia desde un discurso anarcosindicalista y revolucionario?
Además, estrenamos una nueva sección que esperamos que llegue para quedarse ya de manera fija. Se trata de Paideia, una sección donde incluiremos artículos referentes a Educación e Infancia, siempre desde una perspectiva crítica y libertaria.
Y, cómo no, reproducimos el comunicado que la Confederación Nacional del Trabajo ha lanzado frente el próximo 1º de Mayo.
Finalmente y como es ya costumbre, ofrecemos dos versiones de descarga: una en formato web para poder leer desde el ordenador, móvil o tableta, y la otra en formato de periódico para imprimir en dinA3, de manera que a la hora de montarlo la paginación es correcta, sólo hay que imprimir, plegar por la mitad y, si se desea, grapar.

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PD: Los diferentes artículos se irán publicando en la web, y los textos editados en valenciano se reproducirán en valenciano y castellano para hacerlos más accesibles a todas las personas lectoras.





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miércoles, 22 de abril de 2020

La construcción de la Revolución. Resumen del IV Congreso de CNT-AIT.


En el IV Congreso de la CNT-AIT, celebrado en mayo de 1936, la clase obrera organizada en la Península Ibérica ya definía claramente y sin titubeos su horizonte. Cerca ya del estallido Revolucionario más importante en la historia de España, y cerca también de la guerra fratricida que teñiría de sangre nuestros pueblos y campos, la clase trabajadora empezaba ya a tomar las riendas de su vida y de su futuro.
En una sociedad en la que la situación del pueblo trabajador era especialmente dura, la CNT-AIT se preguntaba continuamente cómo poder dar respuesta a las necesidades de esa sociedad castigada sin perder nunca el rumbo hacia la Revolución Social.
Ahora, en 2020, y con una clase trabajadora que poco ha mejorado en su situación de explotación, no está de más recordar cómo nuestras compañeras y compañeros organizaron hace un siglo la construcción de ese nuevo mundo por el que tanto lucharon.
Este resumen del IV congreso de la CNT-AIT ilustra con detalle cómo el Ideal Anarquista persigue la plena realización del ser humano como individuo y como ser social, siempre desde la igualdad, el respeto, la solidaridad y el apoyo mutuo.

CONCEPTO CONSTRUCTIVO DE LA REVOLUCIÓN
1º Dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las posibilidades de la economía.
2º Solicitar de cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades de la sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo.

ORGANIZACIÓN DE LA NUEVA SOCIEDAD DESPUÉS DEL HECHO REVOLUCIONARIO.
LAS PRIMERAS MEDIDAS DE LA REVOLUCIÓN
Se declaran abolidos: la propiedad privada, el Estado, el principio de autoridad y, por consiguiente, las clases que dividen al ser humano en explotadores/ras y explotad@s, oprimid@s y opresores/ras.
Socializada la riqueza, las organizaciones de los productores y las productoras ya libres, se encargarán de la administración directa de la producción y del consumo.
Establecida en cada localidad la Comuna Libertaria, pondremos en marcha el nuevo mecanismo social.
Los productores y las productoras de cada ramo u oficio, reunidos y reunidas en sus Sindicatos y en los lugares de trabajo, determinarán libremente la forma en que éste ha de ser organizado.
La Comuna Libre se incautará de cuanto antes detentaba la burguesía, tal como víveres, ropas, materias primas, herramientas de trabajo, etc.
Estos útiles de trabajo y materias primas deberán pasar a disposición de los productores y las productoras para que éstos los administren directamente en beneficio de la colectividad.
En primer término las Comunas cuidarán de alojar con el máximo de comodidades a todos los habitantes de cada localidad, asegurando asistencia a los enfermos y educación a los niñ@s.
Todas las personas se aprestaran a cumplir el deber voluntario - que se convertirá en verdadero derecho cuando el ser humano trabaje libre- de prestar su concurso a la colectividad, en relación con sus fuerzas y sus capacidades, y la Comuna cumplirá la obligación de cubrir sus necesidades.
Desde luego, es preciso crear ya, desde ahora, la idea de que los primeros tiempos de la revolución no resultarán fáciles y de que será preciso que cada ser humano aporte el máximo de esfuerzos y consuma solamente lo que permitan las posibilidades de la producción. Todo período constructivo exige sacrificio y aceptación individual y colectiva y a no crear dificultades a la obra reconstructora de la sociedad que de común acuerdo todos realizaremos.

PLAN DE ORGANIZACIÓN DE LOS PRODUCTORES
El Plan económico de organización, en cuantas manifestaciones tenga la producción nacional, se ajustará a los más estrictos principios de economía social, administrados directamente por los productores y las productoras a través de sus diversos órganos de producción, designados en asambleas generales de las variadas organizaciones y por ellas controlados en todo momento.
Como base (en el lugar de trabajo, en el Sindicato, en la Comuna, en todos los órganos reguladores de la nueva sociedad), el productor y la productora, el individuo como célula, como piedra angular de todas las creaciones sociales, económicas y morales.
Como órgano de relación dentro de la Comuna y en el lugar de trabajo, el Consejo de taller y de fábrica, pactando con los demás centros de trabajo.
Como órgano de relación de Sindicato a Sindicato (asociación de productores), los Consejos de Estadística y de Producción, que se seguirán federando entre sí hasta formar una red de relación constante y estrecha entre todos los productores de la Confederación Ibérica.
En el campo: Como base, el productor en la Comuna, que usufructuaría todas las riquezas naturales de una demarcación política y geográfica.
Como órgano de relación, el Consejo de Cultivo, del que formarán parte elementos técnicos y trabajadores y trabajadoras integrantes de las asociaciones de productores y productoras agrícolas, encargados y encargadas de orientar la intensificación de la producción, señalando las tierras más apropiadas a la misma, según su composición química.
Estos Consejos de Cultivo establecerán la misma red de relaciones que los Consejos de Taller, de Fábrica y de Producción y Estadística, complementando la libre federación que representa la Comuna como demarcación política y subdivisión geográfica.
Tanto las Asociaciones de productores industriales como las Asociaciones de productores agrícolas se federarán nacionalmente -mientras sea únicamente en un país que haya realizado su transformación social- si, llevados a esa disyuntiva por el mismo proceso del trabajo a que se eduquen, lo estiman conveniente para el más fructífero desarrollo de la Economía; e idénticamente se federarán en el mismo sentido aquellos servicios cuya característica propenda a ello por facilitar las relaciones lógicas y necesarias entre todas las Comunas Libertarias (de la Península).
Estimamos que con el tiempo la nueva sociedad conseguirá dotar a cada Comuna de todos los elementos agrícolas e industriales precisos a su autonomía, de acuerdo con el principio biológico que afirma que es más libre el hombre -en este caso la Comuna- que menos necesita de los demás.

LAS COMUNAS LIBERTARIAS Y SU FUNCIONAMIENTO
El individuo, la Comuna y la Federación.
La administración será de manera absoluta de carácter comunal.
La base de esta administración será, por consiguiente, la Comuna.
Estas Comunas serán autónomas y estarán federadas regional y nacionalmente para la realización de los objetivos de carácter general.
El derecho de autonomía no excluirá el deber de cumplir los acuerdos de convivencia colectiva, no compartidos por simples apreciaciones y que sean aceptadas en el fondo.
Así, pues, una Comuna de consumidores sin limitación voluntaria, se comprometerá a acatar aquellas normas de carácter general que después de libre discusión hayan sido acordadas por mayoría.
En cambio, aquellas Comunas que, refractarias a la industrialización, acuerden otras clases de convivencia, como por ejemplo las naturistas y desnudistas, tendrán derecho a una administración autónoma, desligada de los compromisos generales.
Como estas Comunas naturistas-desnudistas, u otra clase de Comunas, no podrán satisfacer todas sus necesidades, por limitadas que éstas sean, sus delegados a los Congresos de la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias podrán concertar convenios económicos con las demás Comunas Agrícolas e Industriales.
En conclusión proponemos:
- La creación de la Comuna como entidad coordinación social general y administrativa.
- La Comuna será autónoma, y confederada al resto de las Comunas.
- Las Comunas se federarán comarcal y regionalmente, fijando a voluntad sus límites geográficos, cuando sea conveniente unir en una sola Comuna pueblos pequeños, aldeas y lugares.
El conjunto de estas Comunas constituirá una Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias.
Para la función distributiva de la producción, y para que puedan nutrirse mejor las Comunas, podrán crearse aquellos órganos suplementarios encaminados a conseguirlo.
Por ejemplo: un Consejo Confederal de Producción y Distribución, con representaciones directas de las Federaciones nacionales de Producción y del Congreso anual de Comunas.

MISIÓN Y FUNCIONAMIENTO INTERNO DE LA COMUNA
La Comuna deberá ocuparse de lo que interesa al individuo.
Deberá cuidar de todos los trabajos de ordenación, arreglo y embellecimiento de la población.
Del alojamiento de sus habitantes; de los artículos y productos puestos a su servicio por los Sindicatos o Asociaciones de productores.
Se ocupará asimismo de la higiene, de la estadística comunal y de las necesidades colectivas, de la enseñanza, de los establecimientos sanitarios y de la conservación y perfeccionamiento de los medios locales de comunicación.
Organizará las relaciones con las demás Comunas, y cuidará de estimular todas las actividades artísticas y culturales
Para el buen cumplimiento de esta misión, se nombrará un Consejo Comunal, al cual serán agregados representantes de los Consejos de Cultivo, de Sanidad, de Cultura, de Distribución y de Producción y Estadística.
El procedimiento de elección de los Consejos Comunales se determinará con arreglo a un sistema en el que establezcan las diferencias que aconsejen la densidad de población, teniendo en cuenta que tardará en descentralizar políticamente las metrópolis, constituyendo con ellas Federaciones de Comunas.
Todos estos cargos no tendrán ningún carácter ejecutivo ni burocrático. Aparte los que desempeñen funciones técnicas o simplemente de estadística, los demás cumplirán asimismo su misión de productores, reuniéndose en sesiones al terminar la jornada de trabajo para discutir las cuestiones de detalle que no necesiten el refrendo de las asambleas comunales.
Se celebrarán asambleas tantas veces como lo necesiten los intereses de la Comuna, a petición de los miembros del Consejo Comunal, o por la voluntad de los habitantes de cada una.

RELACIONES E INTERCAMBIO DE PRODUCTOS
Como ya hemos dicho, nuestra organización es de tipo federalista y asegura la libertad del individuo dentro de la agrupación y de la Comuna, la de las Comunas dentro de las Federaciones, y la de éstas en las Confederaciones.
Vamos, pues, del individuo a la colectividad, asegurando sus derechos para conservar intangible el principio de libertad.
Los habitantes de una Comuna discutirán entre sí sus problemas internos: producción, consumo, instrucción, higiene y cuanto sea necesario para el desenvolvimiento moral y económico de la misma.
Cuando se trate de problemas que afecten a toda una comarca o provincia, han de ser las Federaciones quienes deliberen, y en las reuniones y asambleas que éstas celebren estarán representadas todas las comunas, cuyos delegados aportarán los puntos de vista previamente aprobados en ellas.
Por ejemplo, si han de construir carreteras, ligando entre sí los pueblos de una comarca o asuntos de transporte e intercambio de productos entre las comarcas agrícolas e industriales, es natural que todas las Comunas expongan su criterio, ya que también han de prestar su concurso.
En los asuntos de carácter regional, será la Federación Regional quien ponga en práctica los acuerdos, y éstos representarán la voluntad soberana de todos los habitantes de la región.
Pues empezó en el individuo, pasó después a la Comuna, de ésta a la Federación y, por último, a la Confederación.
De igual forma llegaremos a la discusión de todos los problemas de tipo nacional, ya que nuestros organismos se irán complementando entre sí.
La organización nacional regulará las relaciones de carácter internacional, estando en contacto directo con el proletariado de los demás países, por intermedio de sus respectivos organismos, ligados como el nuestro a la Asociación Internacional de los Trabajadores.
Para el intercambio de productos de Comuna a Comuna, los Consejos Comunales se pondrán en relación las Federaciones Regionales de Comunas y con el Consejo Confederal de Producción y Distribución, reclamando lo que les haga falta y ofreciendo lo que les sobre.
Por medio de la red de relaciones establecidas entre las Comunas y los Consejos de Producción y Estadística, constituidos por las Federaciones Nacionales de Productores, queda resuelto y simplificado este problema.
En lo que se refiere al aspecto comunal del mismo, bastarán las cartas de productor y/o productora extendidas por los Consejos de Taller y de Fábrica, dando derecho a que aquéll@s puedan adquirir lo necesario para cubrir todas sus necesidades.
La carta de productor y/o constituye el principio de un signo de cambio, el cual quedará sujeto a estos dos elementos reguladores:
1- Primero, que sea intransferible;
2- Segundo, que se adopte un procedimiento mediante el cual en la carta se registre el valor del trabajo por unidades de jornada y este valor tenga el máximo de un año de validez para la adquisición de productos.
A los elementos de la población pasiva serán los Consejos Comunales los que les facilitarán las cartas de consumo.
Desde luego, no podemos sentar una norma absoluta.
Debe respetarse la autonomía de las Comunas, las cuales, si lo creen conveniente, podrán establecer otro sistema de intercambio interior, siempre que estos nuevos sistemas no puedan lesionar, en ningún caso, los intereses de otras Comunas.

DEBERES DEL INDIVIDUO PARA CON LA COLECTIVIDAD Y CONCEPTO DE LA JUSTICIA DISTRIBUTIVA
El anarquismo es incompatible con todo régimen de corrección, hecho que implica la desaparición del actual sistema de justicia correccional, y por lo tanto, los instrumentos de castigo (cárceles, presidios, etc.)
Conceptúa esta Ponencia que el determinismo social es la causa principal de los llamados delitos en el presente estado de cosas y, en consecuencia, desaparecidas las causas que originaban el delito, en la generalidad de los casos éste dejará de existir.
Así pues, consideramos:
1º Que el ser humano no es malo por naturaleza, y que la delincuencia es resultado lógico del estado de injusticia social en que vivimos.
2º Que al cubrir sus necesidades, dándole también margen a una educación racional y humana, aquellas causas han de desaparecer.
Por ello, entendemos que cuando el individuo falte al cumplimiento de sus deberes, tanto en el orden moral como en sus funciones de productor, serán las asambleas populares quienes, con un sentido armónico, den solución justa al caso.
El Comunismo Libertario sentará, pues, su «acción correccional» sobre la Medicina y la Pedagogía, únicos preventivos a los cuales la ciencia moderna reconoce tal derecho.
Cuando algún individuo, víctima de fenómenos patológicos, atente contra la armonía que ha de regir entre los hombres, la terapéutica pedagógica cuidará de curar su desequilibrio y estimular en él el sentido ético de responsabilidad social que una herencia insana le negó naturalmente.

LA CUESTIÓN RELIGIOSA
La religión, manifestación puramente subjetiva del ser humano, será reconocida en cuanto permanezca relegada al sagrario de la conciencia individual, pero en ningún caso podrá ser considerada como forma de ostentación pública ni de coacción moral ni intelectual.
Los individuos serán libres para concebir cuantas ideas morales tengan por conveniente, desapareciendo todos los ritos.

DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN
Admitimos la necesidad de la defensa de las conquistas realizadas por medio de la revolución.
Es de suponer que el capitalismo de éstos no se resigne a verse desposeído
de los intereses que en el curso del tiempo haya adquirido. Por lo tanto, mientras la revolución social no haya triunfado internacionalmente, se adoptarán las medidas necesarias para defender el nuevo régimen, ya sea contra el peligro de una invasión extranjera capitalista, antes señalado, ya para evitar la contrarrevolución en el interior del país.
Un ejército permanente constituye el mayor peligro para la revolución, pues bajo su influencia se forjaría la dictadura que había de darle fatalmente el golpe de muerte.
En los momentos de lucha, cuando las fuerzas del Estado, en su totalidad, o en parte, se unan al Pueblo, estas fuerzas organizadas prestarán su concurso en las calles para vencer a la burguesía.
Dominada ésta, habrá terminado su labor.
El Pueblo armado será la mayor garantía contra todo intento de restauración del régimen destruido por esfuerzos del interior o del exterior. Existen millares de trabajadores que han desfilado por los cuarteles y conocen la técnica militar moderna.
Que cada Comuna tenga sus armamentos y elementos de defensa, ya que hasta consolidar definitivamente la revolución éstos no será destruidos para convertirlos en instrumentos de trabajo.
Recomendamos la necesidad de la conservación de aviones, tanques, camiones blindados, ametralladoras y cañones antiaéreos, pues es en el aire donde reside el verdadero peligro de invasión extranjera capitalista.
Si llega este momento, el Pueblo se movilizará rápidamente para hacer frente al enemigo, volviendo los productores a los sitios de trabajo tan pronto hayan cumplido su misión defensiva.
En esta movilización general se comprenderá a todas las personas de ambos sexos aptas para la lucha y que se aprestan a ella desempeñando las múltiples misiones precisas en el combate.
Los cuadros de defensa confederal, extendidos hasta los centros de producción, serán los auxiliares más valiosos para consolidar las conquistas de la revolución y capacitar a los componentes de ellos para las luchas que en defensa de la misma debamos sostener en grandes planos.
Por tanto declaramos:
1º El desarme del capitalismo implica la entrega de las armas a las Comunas, que quedarán encargadas de su conservación y que cuidarán, en el plano nacional, de organizar eficazmente los medios defensivos
2º En el marco internacional, deberemos hacer intensa propaganda entre el proletariado de todos los países para que éstos eleven su protesta enérgica, declarando movimientos de carácter solidario frente a cualquier intento de invasión por parte de sus respectivos Gobiernos.
Al mismo tiempo, nuestra Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias ayudará, moral y materialmente, a tod@s l@s explotad@s del mundo, a libertarse para siempre de la monstruosa tutela del capitalismo y del Estado.

Resumen del 4 congreso de la CNT-AIT